Tal vez esta nueva recomendación al obispo querido y muy caro Mons. Steckling sea inútil, pero de igual manera, este blog se ve obligado a realizarla. Es con toda la buena intención del mundo, porque como católico uno siempre busca la santidad –vocación universal-, y cuando ve truncado este camino por gente inescrupulosa debe protestar.
La Diócesis de Ciudad del Este llegó a tal florecimiento gracias a sacerdotes con alta valí moral e intelectual. El anterior Obispo se rodeó de sacerdotes que en su mayoría eran hombres piadosos y que buscaban siempre la mayor santidad del pueblo católico. Se rodeó de hombres de Iglesia, de hombres de Dios.
Pero, ¿qué de bueno puede salir de hombres sedientos de poder y ambiciosos? No hace falta ni nombrarlos, basta con contar sus hechos. El que pretende ser Vicario Pastoral no suelta la botella, además, fue el primero en acusarle a su propio Obispo ante la prensa de haber malgastado el dinero de las jubilaciones, siendo esto algo imposible porque el control es realizado a través de los organismos denominados por la propia CEP. Y el peor antecedente de este hombre está en que firmó una carta de rechazo a su Obispo que fuera enviado al entonces Papa Benedicto XVI.
El otro personaje fue nombrado recientemente “Ecónomo Interino de la Diócesis de Ciudad del Este, en virtud del Decreto Episcopal Nº 01/2015” y el tipo no conoce absolutamente nada de Administración y menos de cómo manejar bien los bienes de la Diócesis. Hay que preguntarle a este hombre ¿cómo un simple cura puede construir una mansión como él lo hizo?
Además, estos dos hombres no tienen ninguna intención de hacer bien las cosas, sino de expulsar hacia lugares lejanos a los sacerdotes que verdaderamente le pueden ayudar al Obispo. ¿Cómo se entiende que lo hayan alejado al P. Dominic –Doctor en Liturgia- o al P. David –con notas sobresalientes en estudios de Teología realizados en Roma-, además de ser quien consiguió formarle a centenar de dirigentes de grupos de retiros?
Estas son decisiones que le pueden costar muy caro a la Diócesis y a su Obispo actual, porque cuando un “príncipe” se rodea de malos consejeros generalmente termina en la ruina y su reinado es recordado como el peor de todos.
La Diócesis de Ciudad del Este llegó a tal florecimiento gracias a sacerdotes con alta valí moral e intelectual. El anterior Obispo se rodeó de sacerdotes que en su mayoría eran hombres piadosos y que buscaban siempre la mayor santidad del pueblo católico. Se rodeó de hombres de Iglesia, de hombres de Dios.
Pero, ¿qué de bueno puede salir de hombres sedientos de poder y ambiciosos? No hace falta ni nombrarlos, basta con contar sus hechos. El que pretende ser Vicario Pastoral no suelta la botella, además, fue el primero en acusarle a su propio Obispo ante la prensa de haber malgastado el dinero de las jubilaciones, siendo esto algo imposible porque el control es realizado a través de los organismos denominados por la propia CEP. Y el peor antecedente de este hombre está en que firmó una carta de rechazo a su Obispo que fuera enviado al entonces Papa Benedicto XVI.
El otro personaje fue nombrado recientemente “Ecónomo Interino de la Diócesis de Ciudad del Este, en virtud del Decreto Episcopal Nº 01/2015” y el tipo no conoce absolutamente nada de Administración y menos de cómo manejar bien los bienes de la Diócesis. Hay que preguntarle a este hombre ¿cómo un simple cura puede construir una mansión como él lo hizo?
Además, estos dos hombres no tienen ninguna intención de hacer bien las cosas, sino de expulsar hacia lugares lejanos a los sacerdotes que verdaderamente le pueden ayudar al Obispo. ¿Cómo se entiende que lo hayan alejado al P. Dominic –Doctor en Liturgia- o al P. David –con notas sobresalientes en estudios de Teología realizados en Roma-, además de ser quien consiguió formarle a centenar de dirigentes de grupos de retiros?
Estas son decisiones que le pueden costar muy caro a la Diócesis y a su Obispo actual, porque cuando un “príncipe” se rodea de malos consejeros generalmente termina en la ruina y su reinado es recordado como el peor de todos.
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