Una publicación en el Diario ABC color de fecha 25 de enero de 2015, coloca como un punto central y muy sensible este tema de que los narcotraficantes se rodean de lujos, y en general tienen hermosas capillas. Hasta acá todo parece normal, sin embargo, las autoridades de la Iglesia Católica deben responder a esto que genera estupor en quienes consideramos que el tráfico de drogas debe ser condenado desde todos los sentidos.
He aquí un extracto de la nota: “¿se puede ser creyente de una religión que promueve valores pero al mismo tiempo convivir con la delincuencia, en este caso, con el narcotráfico? En Colombia y México, por ejemplo, cayeron importantes capos del narcotráfico, y en sus propiedades resaltaban estos edificios para el culto.
En nuestro país: Jarvis Chimenes Pavão (47), Clemencio González Giménez (55), alias “Gringo” y el narcotraficante paranaense Tomás Rojas Cañete (41), alias “Toma’i” tienen en sus propiedades lujosos templos.
¿Y qué dice la Iglesia o los obispos al respecto?
El pasado 8 de diciembre, el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Mons. Claudio Giménez, hizo una muy curiosa consulta: ¿quién se encarga de la evangelización de los narcotraficantes?
Sigue el mismo obispo: “…la forma que ellos expresan su fe es a título personal. ..solo ellos entenderán y podrán explicar esa creencia”. Y concluyó: “Una persona que lleva doble vida, sea obispo, sacerdote o laico, debe replantearse seriamente en su vida cristiana”.
Ahora bien, los sacerdotes que sirven a estos narcotraficantes, ¿no están acaso cayendo en la incoherencia que denuncia este obispo, Pdte. de la CEP? Es un tema delicado, porque si los narcotraficantes expresan su fe a título personal, pero ¿cuál fe si son los más terribles criminales y no tienen la mínima intención de convertirse?
He aquí la interrogante sobre sacerdotes que cumplen sus oficios bajo encargo de estos peligrosos personajes. En el caso de Tama’i por ejemplo, tenía como su cura privado y exclusivo al pa’i Ernesto Zacarías, a quien sabe qué favores le hacía pero éste era como su perrito faldero.
También el otro gran colaborador de Toma’i fue el pa’i Fabio Recalde, quien ya en una ocasión fue mencionado en un artículo, donde él aparece como el celebrante de los oficios religiosos por encargo del mencionado narcotraficante.
Y ambos ahora se cuelan del nuevo Obispo de Ciudad del Este, ¿será que el nuevo Obispo no los conoce todavía? Entonces, que este blog le sirva de información.
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