Un profundo estudioso de las leyes de la Iglesia Católica debería de saber respetar la decisión de un Papa por ejemplo, porque según me hizo llegar un lector, a Livieres lo puso el propio, ahora, San Juan Pablo II como sucesor de uno de los apóstoles; muy a pesar de los obis-pillos que se opusieron tenazmente a esta decisión del Romano Pontífice.